Quería que supieras que yo soy un hombre.
Todo empezó con un encuentro con un hada traviesa…
Lele está enamorada de su amigo de la infancia, Chris, un hermoso joven.
Un día, por alguna extraña coincidencia, un hada lanza un «hechizo de intercambio sensorial» sobre ellos dos.
Cuando él come un pastel dulce, el sabor dulce se esparce por su boca, y cuando levanta pesas pesadas, sus brazos también soportan el peso.
Aunque Lele se deja llevar por el intercambio de sensasiones, sus sentimientos por él crecen.
Sin embargo, Chris no tiene nada interesante que decir, e incluso cuando Lele usa ropa reveladora, solo hace comentarios casuales.
(Después de todo, no soy vista como una mujer.)
(Ojalá pudiera ponerlo un poco nervioso…)
Entonces, una noche.
Lele de repente sintió una sensación como si estuvieran jugando con la parte inferior de su cuerpo.
(No podía creerlo: ¿¡Chris se está masturbando!?)
Aunque estaba sorprendida de que Chris se estuviera masturbando, porque pensaba que no tenía deseo sexual. Lele fantaseó con lo que él podría hacerle y se quedó hasta medianoche.
Sin embargo, al mismo tiempo, está convencida de que su amor era imposible debido a que pensó que el debía estar enamorado de otra tanto que se mantiene excitado hasta la mañana.
Han pasado 6 días desde que comenzó el intercambio sensorial.
Lele está agotada mientras comparte la sensación de la masturbación de Chris todas las noches.
Cuando Lele llegó al límite de su paciencia y fue a protestar ante Chris, ¿Chris estaba allí con la ropa hecha un desastre y respirando con dificultad…?
“Ahora sabes que yo también soy un hombre. No dejaré que te corras hoy hasta que respondas honestamente.”
“Quiero compartir todo contigo, no solo las sensaciones.”
¿Qué pasará con ellos dos compartiendo su excitación…
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