Para salvar a la aldea de la hambruna, un solitario niño llamado Hajime se ofreció voluntariamente como sacrificio y se dirigió por su propia voluntad hacia la diosa.
La diosa, sintiendo lástima por el muchacho, lo recibió en su dominio sagrado y decidió vivir junto a él.
Diez y tantos años después…
Al ver que el niño había crecido hasta convertirse en un joven fuerte y hermoso, lo suficientemente capaz de sobrevivir solo, la diosa deseó que él pudiera conocer la felicidad como ser humano y decidió liberarlo del reino divino…
Sin embargo, en contraste con los sentimientos de la diosa, la actitud de Hajime cambió por completo.
“Diosa, ¿acaso ya no me necesita?”
Hajime, al malinterpretar los sentimientos de ella y al desbordarse sus crecientes emociones, tomo sus labios y paso sus dedos por su cuerpo.
“¡Esto está mal…! Tenemos que hablar tranquilamente… pero…”
Sus pensamientos poco a poco se desvanecen al sentir su interminable, intensa y dulce caricia…
“Mi Diosa, ¿Le gusta aquí? Se está volviendo más apretada.”
“Diosa… Por favor, hágame sentir mejor”
“Diosa, Diosa… No tenga miedo. Déjeme darle placer, por favor…”
Ante los sentimientos de Hajime, que se desbordaron sin control, ¿qué hará la diosa…?
La diosa es amada por el joven sacrificado

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